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Tal vez, hoy
no podamos considerar como “alfabetizada” a una persona que sólo sabe leer y
escribir. Hoy se amplía el concepto de alfabetización incluyendo la
“alfabetización digital”, que hace referencia a las capacidades y destrezas
necesarias en el manejo de tecnologías de la información y la comunicación.
Sin duda, la lectura y la escritura
continúan teniendo un lugar protagonista en un proceso de alfabetización. Pero
ambas se organizan a partir de supuestos diferentes a los de los siglos
anteriores.
Por supuesto que continuamos
leyendo; pero lo hacemos desde pantallas que interconectan textos varios,
armando una red personal de significados (el hipertexto). Desaparece la
“materialidad del texto” (no existe contacto corporal con el libro) y el texto
se presenta en forma vertical (en una pantalla).
Alfabetizar hoy significa
despojarnos de prejuicios y de la nostalgia que implica pensar que “todo tiempo
pasado fue mejor”. Es ubicarnos en el contexto actual e integrar en la escuela
los códigos y las lógicas que le permitan continuar cumpliendo con su histórica
misión: la de formar ciudadanos y ciudadanas competentes y hábiles para
desempeñarse en su vida personal, social y profesional.
LAS NUEVAS ALFABETIZACIONES
“Lo
importante no es la tecnología, sino lo que hagamos con ella”. Pero no debemos
pensar en las herramientas tecnológicas como en meros recursos didácticos. Son
una forma de la cultura de nuestra época, que impacta en todos los campos de la
sociedad. Por lo tanto, la tecnología nos plantea el desafío de encarar nuevas
formas de alfabetización. Estas nuevas alfabetizaciones no dejan de lado la
lectura y la escritura; por el contrario, las recrean.
Otro aspecto importante de la
alfabetización tradicional es el de la lecto–escritura como comunicación. Es
así que cobran relevancia la sintaxis, la gramática y la ortografía. El
aprendizaje de las reglas ortográficas, el uso adecuado de signos de
puntuación, la concordancia de género y número en la construcción de oraciones,
la caligrafía correcta y legible, han ocupado un espacio muy significativo en
los procesos de alfabetización tradicional.
IMAGEN DE ALFABETIZACIONES MÚLTIPLES
El uso de estas nuevas tecnologías nos
permite también una nueva forma de ver la educación y la alfabetización, ya no
una mera transmisión de contenidos básicos como antiguamente, sino de
alfabetizaciones emergentes múltiples tales como la digital, mediática,
ciudadana, económica, emocional… Dichas tecnologías nos demandan la formación
de nuevos saberes (noción de red, nuevos criterios de búsqueda, estrategias, etc)
en los que la comunicación y la información son más significativas y
relevantes.
En muchos casos, los
bibliotecarios se han convertido en maestros en la formación sobre el uso de
los servicios digitales y muchas bibliotecas se han transformado en centros de
capacitación tecnológica que ofrecen formación gratuita o a bajo costo a través
de una amplia variedad de medios.
En este contexto existe una
necesidad de intervención de la biblioteca en la formación de los usuarios
tanto en el uso de tecnologías de la información de carácter general como de
dispositivos y aplicaciones de lectura con carácter particular, ilustrando al
usuario sobre las posibilidades recreativas y educativas de la misma. Por ello
es fundamental la tarea alfabetizadora, mediante la organización de actividades
demostrativas del uso de dispositivos, aplicaciones y eficiencia en la búsqueda
de información.
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